Otra vez confundiendo los Derechos Humanos

Los derechos humanos no son “creación” de nadie a través de las leyes y los tratados, o de las sentencias y resoluciones.

Los derechos humanos se constatan y reconocen. Es una aberración pretender crear los derechos humanos, redactando leyes y tratados. Porque los derechos surgen de la naturaleza del ser humano.

Hay una penetración ideológica de la cultura de la muerte en los organismos internacionales de la ONU y de la OEA, por ser espacios apetecibles para el ejercicio del poder. En una sentencia de la Corte IDH de la OEA contra Costa Rica, se ha negado al embrión y al feto la protección de sus derechos, pese a que el tratado consagra el respeto del derecho a la vida a partir del momento de la concepción (art. 4 Convención Americana).

Jueces desprovistos de sabiduría y de razón, que sostienen contra la metafísica, la antropología y la biología, que el embrión no es persona, y confunden la “concepción” con la “implantación” para evadir aplicar la protección del tratado (núm. 264 y 315 Sentencia Artavia Murillo).

El Comité de DD.HH. de la ONU ha sancionado al Perú por no practicar el aborto terapéutico a una menor de edad. Acusan sus autores una grave incapacidad de entendimiento. Porque el tratado ordena: “El derecho a la vida es inherente a la persona humana. (…). Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente”. Internacionalmente está consagrado el derecho “intrínseco” a la vida de todo niño, así como adoptar garantías de su supervivencia (arts. 6 y 24 Convención de los Derechos del Niño).

Es una lastimosa realidad el estado ruinoso moral y jurídico de los organismos de derechos humanos, instrumentalizados por activistas marxistas y socialistas.

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