Nunca me faltes

Cristina Fernandez de Kirchner retorna, eso está claro, pero ya no como lo que fue, ya no como lo que pensaba y soñaba ser. Hoy el pueblo trasandinovive los comicios para el Congreso y CFK se enfrenta a sus mayores miedos, ser olvidada y no ganar las elecciones. Que el pueblo que tanto dice amar le dé la espalda y la envíe a casa sin un puesto en la política, cerrando también la puerta a un nuevo gobierno presidencial del Kirchnerismo con ella a la cabeza.

Pero Cristina no falla, sabe bien que debe estar junto a sus simpatizantes, junto al pueblo que la eligió para gobernar, al mismo que debe decirle todo lo malo que ha hecho el gobierno para lograr sus votos. Cristina llena estadios de futbol donde baila al ritmo de la cumbia despreocupada de lo que la justicia tiene que decir sobre ella y los diferentes casos de corrupción, o sobre la verdad del caso Nisman. No, Cristina baila al ritmo de “Nunca me faltes”, canta, envía besos al público y sonríe. Sus más leales colaboradores, su pueblo querido esta junto a ella y le aplaude cada acto que haga. Entró a Racing triunfal, bastó que fuese anunciada para que el estadio entero se viniera abajo en aplausos y gritos. No puede ser olvidada, y ella no dejará que eso pase. Es la nena que soñó en grande y dominó la Casa Rosada. Es quien saltó de los brazos de su madre a los brazos de Néstor, su eterno compañero fallecido hace un tiempo, es quien desde Tolosa llego a gobernar Buenos Aires.

CFK sabe mover sus fichas, usa la táctica de propaganda del miedo, tambiénsabe que decir, que hacer. Conoce como encender los ánimos, lo hace invocando a Perón, a Evita, y a la lucha eterna de la izquierda que tan bien representa, pero a la que no pertenece. Peronista para las fotos, capitalista en la intimidad.

Fernández, según sondeos, triunfará el día de hoy, aunque no en primer lugar. Cristina, la eterna mujer jovial, vuelve a la política trasandina pero no como esperaba que fuese, no como soñaba, no como la triunfadora de la oposición, ni mucho menos con el mismo apoyo con el que gobernó.

Tendremos Cristina Fernandez por varios años más en la política trasandina, o ¿de una vez por todas la justicia hará su trabajo y le quitará la impunidad?

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