“Entre contrabando y comercio legal solo hay un capricho burocrático” Nicolás Morás

En Paraguay, el gremio empresarial ha ejercido desde hace ya varios años fuertes presiones al Gobierno para proteger a la industria del país de productos extranjeros. En septiembre, la Unión Industrial Paraguaya lanzó una nueva “campaña anticontrabando” para tratar de convencer a los paraguayos de que compren productos locales.

Pero con la agudización de la crisis económica en Argentina, el peso pasó a cotizarse a casi un tercio de la moneda guaraní, lo cual convirtió en un buen negocio importar bienes de todo tipo. Los fines de semanas, miles de habitantes de Asunción y ciudades aledañas recorren menos de 50 kilómetros hasta Clorinda, en Argentina, y hacen las compras del mes.

Quienes no pueden desplazarse, igual pueden encontrar los mismos productos a la vuelta de la esquina y en semáforos, donde vendedores ambulantes ofrecen desde frutas y verduras, hasta aceites, café y jabón en polvo, a precios hasta 50% menores que en los supermercados.

Gobiernos de ambos países han reforzado sus fronteras para impedir el comercio que tributa poco o nada a la corona. La ciudad argentina de Posadas erigió una muralla en la costa del río que la separa de la paraguaya Encarnación. Por su parte, el Gobierno de Horacio Cartes intensifica controles, decomisos, multas y aumenta la burocracia para desalentar a pequeños importadores, quienes regularmente realizan protestas para denunciar las trabas estatales.

El Viceministerio de Comercio ahora quiere mayor presupuesto para frenar esta actividad.

PanAm Post conversó con Nicolás Morás en Asunción, sobre los motivos detrás de las campañas anticontrabando. Él es un comunicador y activista liberal argentino, referente del movimiento libertario de izquierda en la región. A fines del 2013, asesoró a los organizadores de las protestas contra el intento del Gobierno de Horacio Cartes de restringir el cruce de mercancías.

¿Cuándo comienza esta última ola de contrabando entre Paraguay y Argentina y a qué se debe?

Es difícil fijar un punto de partida. Fue determinante la fuerte devaluación del peso argentino, a raíz del cepo cambiario instaurado en 2012, la cual abarató ciertos productos argentinos de primera necesidad, al mismo tiempo que destruyó el poder adquisitivo de los consumidores locales.

Como contraparte, la electrónica y varios insumos son más accesibles en Asunción o Ciudad del Este, donde es más fácil importar, y el Impuesto al Valor Agregado (IVA) es de 10% contra el 21% argentino. Esto, sumado a que las zonas fronterizas siempre son proclives al contrabando, y mejor que así sea.

¿Quiénes son los “paseros” y cómo funciona el negocio fronterizo?

Nicolás Moras afirma que los Gobiernos atacan al contrabando porque. (Nicolás Morás)

Son trabajadores dedicados a cruzar mercadería para sus clientes de un punto al otro, eludiendo los controles aduaneros. Se desenvuelven con absoluta naturalidad, y tal como exige toda actividad sometida a la libre competencia, cuentan con un alto grado de ética profesional.

¿Qué grupos o sectores son los que presionan para que las autoridades impidan el comercio?

Sin duda alguna aquellos que tienen interés en dominar al mercado: ciertas empresas de ambos países. Un ejemplo impactante es el delGrupo Vierci en Paraguay: gozan de exenciones y facilidades para abastecer sus hipermercados con productos importados, y a la vez utilizan sus medios de comunicación para hacer propaganda burda contra los paseros.

¿Influye esa presunta propaganda en la opinión pública?

La propaganda proteccionista siempre apela a dos cuestiones básicas: el instinto nacionalista y el fantasma de la defensa del trabajo nacional. Esto último agita el miedo de la gente a perder sus empleos, una falacia mezquina refutada por Frédréric Bastiat dos siglos atrás… y lo más importante, 200 años plagados de experiencias fracasadas de proteccionismo son suficiente lección, ¿no te parece?

El libre comercio beneficia al bolsillo del pueblo en perjuicio de los tesoros de la casta. Creo que en estas cuestiones, el pueblo paraguayo fue más lúcido que el argentino, y por esa razón goza de mayor libertad.

La industria paraguaya asegura que la entrada de productos más baratos debido a una mera cuestión cambiaria, es una competencia desleal. ¿Acaso el Mercosur no tenía como fin eliminar las barreras al comercio? ¿Qué beneficios crean las aduanas ?

Justo esta devaluación de la moneda argentina fue involuntaria, no tiene que ver con mejorar la competitividad para exportar, sino con la pésima administración fiscal del Gobierno Kirchner. En cambio, sí persigue ese objetivo la actual devaluación del guaraní, acompañando al real brasilero.

La verdadera deslealtad es utilizar el garrote aduanero contra la competencia, para vender peor calidad a mayor precio, convirtiendo a los compradores en rehenes. El beneficio de las barreras aduaneras (también de ciertas devaluaciones), se resume en aumentar la ganancia de los industriales, y por supuesto, de sus amigos políticos.

Contra los prejuicios extendidos por los intelectuales antiliberales o peor aún, sus pares seudoliberales, la realidad es que el libre comercio dificulta la concentración de riqueza en pocas manos. Por cierto, el MERCOSUR es una farsa hecha a medida por dos titanes proteccionistas, Brasil y Argentina, que poco tiene que ver con sus presuntas premisas.

¿Te parece correcto el término contrabando?

No hiere mi sensibilidad (ríe). A la vista está que la diferencia entre contrabando y comercio legal es un capricho burocrático. El comercio es beneficio mutuo, progreso y paz, siempre.

Con el fin de la era Kirchner, ¿se normalizaría la economía argentina y por ende la balanza comercial?

Es relativo que se acabe el modelo kirchnerista, tantas veces remendado y empeorado. Ya nos hemos equivocado anteriormente al firmarle el acta de defunción.

Aún en ese caso, hay indicios de un regreso obligatorio al mal llamado neoliberalismo: privatizaciones entre amigos, endeudamiento, menos dádivas populistas y algún guiño a inversiones estadounidenses. Vale tanto para Mauricio Macri, Daniel Scioli y Sergio Massa.

Sanearán los datos macro por un tiempo, aliviarán el peso regulatorio sobre ciertos sectores, a cuesta de otros. A los 10 o 15 años otra crisis, y vuelta a empezar. Es la maldición cíclica de la política sudamericana.

El problema de fondo es el sistema estatista en todas sus versiones. El último reducto del oscurantismo, garantía de opresión, resguardo de la peor cara del ser humano. Porque ya lo decía el gran Bastiat, el Estado es la gran ficción en la cual todo el mundo quiere vivir a expensas del prójimo. Y de nosotros los libertarios depende cambiar la historia en lugar de observarla.

Daniel Duarte, PanamPost.com

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