LOS FINES Y LOS MEDIOS

La política es una lucha entre izquierdas y derechas; se es de izquierdas o de derechas, te guste o no, lo sepas o no. Y si alguien no sabe de qué lado está, el mejor test es el de Marx y Engels: el Programa de 10 puntos del Manifiesto Comunista de 1848, Cap. 2. Quien está a favor es de izquierdas, y quien está en contra es de derechas. Puedes hacerlo para saber tú por ti mismo; estos son los puntos:
(1) “Reforma Agraria”: confiscación de la gran propiedad rural. (2) “Impuesto Progresivo”: quien más gana, paga porcentaje más alto. (3) “Impuesto a la herencia”, para la “igualdad de oportunidades”. (4) Estatización de grandes empresas extranjeras y propiedades privadas. (5) Banco Central, con moneda de curso forzoso, y bancos estatales para dar “crédito al pueblo”. (6) Ferrocarriles y transportes del Estado. (7) Fábricas, fincas y empresas comerciales del Estado. (8) Leyes del Trabajo, urbano y rural, fijando sueldos mínimos y condiciones laborales. (9) Retenciones por el Estado de una parte de las ganancias de empresas privadas en minería, petróleo y gas, y de grandes haciendas. (10) Educación pública y universal, gratuita y obligatoria.
¿Y si alguien está a favor de ciertos puntos y no de otros? Es de “centro”. ¿Qué significa? Puede que sea de izquierdas, pero de los que se esconden; o de derechas, pero de los que temen reconocerlo. O que carece de buena información, y no entiende que la lucha es por la libertad, la justicia, y el futuro de la civilización. Erradamente cree que los conceptos “izquierda y derecha” son opciones simétricas, y por eso se pone en el medio: no en contra, pero tampoco a favor; no se opone, pero tampoco ayuda.
“Izquierdas” y “derechas” son conceptos asimétricos; y es en plural, porque hay varias. Está la izquierda mala, y la peor. (“Izquierda buena” no hay; eso no existe.)
(1) La mala es la “izquierda blanda”, a veces llamada socialdemocracia o socialismo “fabiano”, que no se distingue de la dura en los fines, los mismos 10 puntos de 1848, sino en los medios: se supone que son no violentos. Ejemplos: los que se llaman “liberales” en el partido Demócrata en EE.UU.; el Laborismo en Inglaterra y otros países de cultura anglosajona; los socialistas “cristianos”, los “moderados” o de “centroizquierda”.
(2) La peor es la izquierda “dura”, p. ej. el comunismo soviético en la U.R.S.S. y el maoísmo en China, o sea el socialismo rojo; y el nazismo y el fascismo, o sea el socialismo negro. Y ahora está el jihadismo o socialismo islámico, el “marxismo cultural”, y el Foro de Sao Paulo en América latina, capitaneado por Castro, Lula y las FARC; y en Argentina el violento peronismo “montonero” de los Kirchner.
Las derechas en principio se oponen al socialismo, porque reconocen el valor de instituciones como propiedad privada, familia, mercados, etc. Está la derecha mala, y la buena.
(3) La derecha mala tiende al mercantilismo o capitalismo “de amigotes” (cronysm): los Gobiernos dando privilegios especiales a empresas que así hacen monopolios y oligopolios, a cambio de favores, p. ej. dinero para las campañas electorales. En América latina a veces se llama “liberal” (de nombre), y en EE.UU. apoya al partido “republicano”, pero la derecha mala es estatista, e incompetente además de corrupta. Incorpora principios y políticas socialistas, y se liga a la izquierda “blanda”, en alianzas autopostuladas como “el mal menor” frente a la izquierda dura.
(4) La derecha buena es el liberalismo clásico. La diferencia con la anterior no es en los medios, democráticos y no violentos, sino en los fines, lo que es clave y mucho más decisivo. La derecha liberal es antiestatista y propone el capitalismo liberal: Gobiernos fuertes pero limitados a sus funciones propias; mercados libres; propiedad privada.
En casi todos los países hay una polarización: de un lado la izquierda blanda, a menudo aliada con la derecha mala; y de otro la izquierda dura. Y hay un “péndulo” entre ambos polos. En el ciclo pendular, unas veces la izquierda dura gana elecciones y ese polo es oficialismo, y el polo de la izquierda blanda con la derecha mala va a la oposición. A la vez siguiente la izquierda dura pierde, y pasa a la oposición, y el otro polo va al Gobierno. Y se repite. ¡Así nunca salimos del sistema!
Los de la derecha buena no estamos representados todavía: estamos construyendo partidos, en base al Proyecto La Gran Devolución y las Cinco Reformas, para poder dejar los liberales el juego defensivo como hasta ahora, y pasar en cambio al ataque, al juego ofensivo: con propuestas propias concretas, afirmativamente, poniendo nosotros los temas de la Agenda política ¡por primera vez en 100 años!
Nos decimos “de derechas” porque lo somos, y porque de nada vale negarlo, ya que las izquierdas siempre nos acusan de “derechistas”, y así nos ganan de entrada, mientras “derecha” sea una mala palabra, casi obscena por lo satanizada. Mejor rescatar y reivindicar las palabras “tabú”: liberalismo, capitalismo, libre mercado, derecha, privatización, etc., quitarles el estigma, y relegitimarlas; sólo así ganamos. La batalla semántica es decisiva en esta lucha, que es también cultural y no sólo política.
Si te interesa, comunícate con el Centro de Liberalismo Clásico y el Foro Liberal de América Latina en las redes sociales, por Internet. ¡Y guarda este artículo para compartir!

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