Fanny González, la magistrada que no se doblegó ante los terroristas del M19

(Fragmento del libro del autor sobre los secretos del asalto)

“Fanito” como la llamaban sus familiares y amigos, nació en Pensilvania, Caldas, el 30 de diciembre de 1931, en medio de una familia unida y muy católica que le inculcó el respeto por los demás, el aprecio por la vida, el amor por el estudio y la pasión por el trabjo. Su hermano, el monseñor Reinaldo González, le presentó al monseñor Félix Henao Botero, rector de la Universidad Pontificia Bolivariana en aquella época, quien, al ver la notable inteligencia de Fanito, le propuso ir a estudiar a esa universidad. Fue la primera mujer estudiante de Derecho en la Bolivariana.

Una vez terminados sus estudios de Derecho, en los que se destacó por ser de las mejores estudiantes de toda la facultad, fue nombrada juez en Aguadas, Caldas y, al año, juez en Manizales. Por supuesto, Fanito brilló en su carrera como juez. Sus sentencias fueron alabadas por los conocedores. Brillaba con luz propia. Y pronto fue nombrada como Magistrada del Tribunal Superior de Pereira, siendo, también, la primera mujer en ocupar ese importante cargo.

Fanito era, no solamente, una conocedora profunda del Derecho, sino que combinaba su conocimiento y maestría con una personalidad alegre y descomplicada. Sus familiares recuerdan el deleite de estar a su lado, especialmente durante las vacaciones de diciembre donde toda la familia se reunía para celebrar la navidad y el año nuevo. A pesar de que era una familia muy numerosa, Fanito les llevaba algún regalo a cada uno.

Pero, también, esa mujer amable era capaz de proyectar en su pequeño cuerpo de apenas 150 cms, una fortaleza impresionante.

Siendo nombrada como Magistrada en el Tribunal Superior de Manizales, se destacó por sus conocimientos en Derecho Laboral. Allá, quienes la conocieron, la recuerdan como una mujer dedicada, esforzada y valiente.

Todas esas cualidades llevaron a Fanito a la Corte Suprema de Justicia. Allá llegó a suplir una vacante mientras la Corte nombraba al Magistrado permanente. En ese cargo estuvo durante varios meses en los cuales tuvo que soportar el machismo de sus colegas que se negaban a toda costa a nombrar una mujer como Magistrada. El 19 de marzo de 1984, Fanito fue nombrada Magistrada de la Corte Suprema de Justicia. La primera mujer en la historia en ocupar ese cargo. Pronto llegó a ser presidente de la Sala Laboral de la Corte.

El día del asalto al Palacio de Justicia, su familia vio por televisión como el Palacio ardía en llamas. Otoniel González, hermano de Fanito, confirmó que había hablado con ella por teléfono a las 4 y 36 de la tarde y le escuchó lo que serían sus últimas palabras.

Otoniel había tratado de comunicarse con ella pero sólo hasta ese 6 de noviembre en la tarde ella contestó. Fanito le dijo que estaba encerrada en su oficina desde que comenzó el asalto, y que se encontraba refugiada con su secretaria Cecilia y su auxiliar Jorge Alberto Echeverry. Ella le contó a su hermano cómo comenzó la Toma y justo en ese momento, cuando Otoniel estaba al teléfono con ella, se pudo escuchar que los terroristas del M19 golpeaban la puerta de su despacho para derrumbarla mientras exigían a gritos que les abrieran. Y fue entonces que Fanito pronunció esas palabras que quedaron grabadas para la historia de Colombia:

“Por voluntad de Dios y autoridad de la ley vine a la Corte a administrar justicia en nombre de la República de Colombia. No a llorar ni a pedir clemencia. Dios está conmigo y me ayudará a conservar mi dignidad de magistrada. Si es designio que yo muera para para que se conserven inmaculadas las instituciones jurídicas y vuelva la paz a Colombia, entonces que Dios, el Presidente y las Fuerzas Armadas salven a Patria. Muero, pero no me doblego”.

Minutos más tarde sería asesinada por esos malditos criminales cuyos compinches fungen como estandartes de la decencia en el Congreso, en las Cortes y en todo el sistema de Justicia que hoy dicen defender pero que en realidad desprecian tanto como menosprecian la vida de los colombianos.

¡Qué diferencia la actitud de esta valiente y preciosa mujer con los chillidos destemplados y cobardes del presidente de la Corte! que, además de furibundo marxista, era solo una ficha más del engranaje golpista de los narcotraficantes del M19 y su jefe, Pablo Escobar Gaviria.

@ricardopuentesm

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