La Juventud Peronista (o alguien que se escudó en ella) marcó la cancha de entrada: «Renuncien YA, traidores». «Renuncien YA, mariscales de la derrota«. Los volantes tapizaron la calle Matheu y fueron el primer indicio de lo que sería una tarde-noche agitada. Un rato antes del encuentro, un gobernador le anticipó a Infobae el clima que se iba a vivir: «Pusimos sillas de plástico, así duele menos cuando empiecen a revolearlas«. La herida por la…
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